viernes, 1 de enero de 2010

El poeta Adonis cumple ochenta años



El poeta libanés de origen sirio Adonis (seudónimo de Alí Ahmad Said Esber) cumple 80 años, número mágico que nos remonta a las raíces del mundo. El diario El mundo ha publicado un interesante artículo sobre este notable artista escrito desde París por Sabine Glaubitz.

Adonis, siempre voceado para el Premio Nobel, es autor de un universo poético que logra la confluencia prodigiosa de dos de los ríos culturales más grandes de la humanidad: oriente y occidente. Leamos el texto.

"Su cautela es comprensible. Desde hace 50 años, este escritor y pensador ajeno al dogma participa en el debate político con tesis provocadoras. Cuando el poeta y el 'homo politicus'se convierta en Año Nuevo en octogenario podrá echar la vista atrás a una carrera de 60 años que lo convierten en uno de los renovadores más radicales del mundo árabe.

Adonis (...) forjó su poesía de su continua peregrinación entre las figuras del pensamiento orientales y occidentales.

Relaciona figuras como Ulises, Sísifo u Orfeo con la mística islámica y confronta la poesía árabe con la cosmovisión de Holderlin, René Chars o Nietzsche, pensadores de la modernidad que hasta la fecha han suscitado enérgicos debates.

El arte lírico de Adonis tiene en parte un aspecto profético, dado que su poemario 'Epitafio para Nueva York', publicado en los años 70, está considerado un vaticinio poético de los atentados del 11 de septiembre por la visión de hundimiento de la metrópolis por excelencia del mundo occidental.

Lo que Adonis consigue es plasmar negro sobre blanco en forma de verso, algo que va mucho más allá de una hermosa poesía. Es un "proyecto cultural civilizado para volver a reescribir la historia árabe y redefinirla..."

Lea el artículo completo.


DOS POEMAS DE ADONIS


IV (fragmento de Epitafio para Nueva York)

"¡Ah Nueva York, mujer sentada en el arco del viento!
Forma más difusa que el átomo.
Punto que se precipita en el vacío de los números.
Con una pierna en el cielo y otra en el agua.

Dime: ¿dónde está tu estrella? Comienza la lucha entre la hierba
y los cerebros electrónicos. Nuestra época está colgada de la
pared: desangrándose. Arriba, una cabeza une los dos Polos.
En el centro, Asia. Abajo, dos pies para un cuerpo invisible.
Te conozco, ah cadáver que te bañas en esencia de amapolas.
Te conozco, divertido juego de los senos de mujer. Te miro
y sueño en el hielo. Te miro y espero el otoño.

Tu hielo lleva en sí la noche, tu noche lleva en sí a la gente
como murciélagos muertos. Cada muro es en ti un
cementerio.
    Cada día es un sepulturero negro
    que lleva una hogaza negra, un plato negro.
    Y en ellos traza la historia de la Casa Blanca: (...)".


Paz

a los rostros que caminan en la soledad del desierto,
al oriente revestido de hierbas y de fuego.
Paz a la tierra lavada por el mar, la paz sea con su amor...
Tu desnudez fulgurante ha conseguido el don de la lluvia,
a mis pies se rinde el trueno y en mi pecho madura el tiempo
y avanza. Ésta es mi sangre, destello de Oriente.
Sírvela como alimento y vete. Derróchame en tus muslos,
eco y relámpago. Sírveme como alimento, revístete de mi cuerpo.
Astro y orientación es mi fuego, guía divina mi herida.
Deletreo...
Deletreo y dibujo una estrella que mi país dibuja
en las trazas de sus días vencidos.
Ay, ceniza del verbo,
¿tiene acaso mi historia un niño en tu noche?


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