martes, 28 de diciembre de 2010



Una velada de poesía e historias que nos unen desde siempre, tendrá lugar este jueves 30 a las ocho de la noche, en el Delfus Bar de la calle San Martín 587 - Miraflores


Participan de la lectura Laura Rosales, Jorge Flores, Karina Valcárcel, Pierre Castro, Thalía Tumes, John Martínez, Sandra Enciso, Helí Paredes y Diana Valdiviezo, bajo el nombre Malaletra proyecto de publicación que vienen preparando para el año que viene.


Luego del recital habrá música en vivo a cargo de bandas invitadas. La entrada es libre. Todos estamos invitados.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Pearse Hutchinson: De "El alma que besó al cuerpo"



Perdón


No pienso pedir
humildemente perdón a ningún cura
encerrado en una caja estrecha
en color marrón oscuro
en gracia construida
por un atormentado.


No pienso desahogarme
en vosotros
presumiendo siempre
de camas vacías
ni esconder tampoco
mi vergüenza herida
bajo tus plumas,
tú que nunca te perdiste una seducción.


Pero a mis vecinos, a mis dioses,
al poder del sol,
a los seres que herí,
al dolor que hay en mí,
a ese hombre que esconden los hábitos
a mi espejo roto,
a ellos sí, pediré perdón.


*En Dublín 1927, nació este gran poeta. Gracias a Jorge Giraldo por el descubrimiento y a Víctor Ruiz por las coordenadas. Seguiremos posteando.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un poema de "Quimérica Trombosis", libro de Mirtha Núñez Cueva que se presenta mañana en Albazos


HEREDAD*


Otra es
Esa sangre que me devora
que me tienta,
 un balbuceo violento y penetrante

Sin arca,
sin garras,
sin cánula

    Otra,
mortecina estampa en la bruma
exótica,
en fisuras plegadas

Ajena al cuerpo,
a la oscilación de su paseo

Y otra vez,
en depósitos próvidos

En el fuelle pesaroso de las sábanas

     Es otra,
una falange viscosa
de húmedos escombros,
 lejanos
que acaso caen

Y que poseen el miedo turbado de la carne solitaria

Es otra sangre,
y es la mía
en tórrida unión inaprensible
que reúne sombras y esferas en jornadas
 y capilares longevos en el cuerpo

En microscópica habitualidad

Es otra,
sangre unida a la carne
a la que es mía
cuando amanece
Que ya es
otra en la mañana 
que avanza y retrocede en movimientos migratorios

Hasta encallar
luego callar,
desplazándose en el perfume
que rebasa
en el centelleo de los huesos emergidos

Y sí, cae,
no acaso
Como un estertor que nunca muere.



Mirtha Núñez Cueva (Arequipa, 1971) ha realizado estudios de Derecho y Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. Se ha desempeñado como periodista cultural durante varios años en medios escritos de Arequipa. Ha publicado sus poemas en diversas revistas como Estigia, Mosca académica, La tortuga ecuestre, Enemigo rumor. Ha publicado la plaquette Reflejo vítreo, y los poemarios Tierra láctea (AQP Libros, 2006) y Quimérica trombosis (Lustra, 2010).


martes, 14 de diciembre de 2010

Noche de poesía en Albazos: presentación de "Quimérica Trombosis", recital de poesía y música


Este jueves 16 de diciembre, a las siete de la noche en Albazos, pisco bar / centro cultural (Calle Berlín 172, Miraflores), tendrá lugar una gran celebración poética.
Se presentará, en primer lugar, el poemario “Quimérica Trombosis” de Mirtha Núñez Cueva (Arequipa, 1971), publicado bajo el sello Lustra Editores. Comentarán el libro Fernando Rivera, Paúl Guillén y Víctor Ruiz Velazco.
Luego vendrá un recital poético con Sonia Luz Carrillo, Nora Alarcón, Maoli Mao, Indira Anampa y Dalia Espino.
Finalmente, habrá música: un tributo a Joaquín Sabina, a cargo de Angelo Arteaga / Gato Naranja.
El ingreso es libre.


domingo, 12 de diciembre de 2010

"Guardián de los acantilados", poemario de Joe Montesinos, se presenta este 13 de diciembre


Estamos ya por terminar el año 2010, pero felizmente la poesía está constituida a prueba de tiempo: los poemarios siguen apareciendo y llevando su palabra y verdad al mundo. En Lima, las últimas semanas han sido pródigas en presentaciones de libros y recitales. Es una muestra de que el movimiento poético vive una etapa de gran intensidad y dinamismo.

Lo curioso –al menos esa es mi impresión- es que muchos de los libros que han aparecido y siguen apareciendo traen consigo propuestas bastante personales, tonos auténticos, así como un honesto trabajo con la palabra, su material esencial.

En esta dirección, Joe Montesinos Illesca (Lima – Perú, 1980 presenta Guardián de Acantilados, poemario escrito y trabajado entre los años 1999/2008 en diversas ciudades. La presentación será el próximo lunes 13 de diciembre, a las siete de la noche, en el Instituto Raúl Porras Barrenechea de la Calle Colina 398, Miraflores (altura de la cuadra 52 de la av. Arequipa). En esta oportunidad me toca el honor de compartir la mesa de presentación y comentar el libro junto con el poeta Paul Guillén y el crítico literario Carlos Morales Falcón. Están todos invitados a esta noche de poesía y de amistad.

Montesinos Illesca estudió diseño y artes gráficas, como también algunos talleres de pintura y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Actualmente cursa la disciplina de psicología. Publicó poemas y cuentos en algunas revistas impresas y digitales. Es colaborador de la revista Calidoscopio. Su poesía aparece en Otros Villanos, una muestra en poesía y narrativa. Dirige el Sello independiente Pájaros en los Cables Editores a través del cual edita las revistas Cuervo Iluminado, Estentórica y Argonautas.

A continuación una pequeña muestra de su poesía.


RAMAS (Fragmento)

A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu : voyelles.
Rimbaud



A veces pienso que estas palabras
escritas al regreso de una triste borrachera
no son mías ni son para mí,
ni para el árbol que duerme a mi costado,
pero me doy cuenta, por momentos,
que soy yo quien las escribe,
porque frente al espejo veo mis ojos,
tras el humo del cigarro,
con refugio de explosiones nucleares
y de niños huérfanos con las manos extendidas.
En el aire están estas palabras
espantando a las moscas.


MUSICALMENTE


Orbita mi lengua alrededor de los cactus,
le pongo la piel a mi sombra, cubro
con paisajes de eclipse los campos, tropiezo
en el sombrero y sale una hermosa calavera silbadora.

El sonido se extiende como alfombra al viento:

La guitarra ronronea,
se suben a los montes los acordes de puntillas,
los gatos salvajes retuercen la luz,
una mujer con el color del leopardo
vuelve del polvo,
repta por mis rodillas, hay tambor
en sus piernas, cuchillos flamean, agitan por ella.

Una venganza con suavidad
y nos tocaremos desnudos en el tocadiscos.


Junín, 2008




*La foto 1 de Joe Montesinos fue tomada por Laura Rosales.



viernes, 10 de diciembre de 2010

Hoy se presenta "poseía" (2005-2010), cuarto poemario de Víctor Coral


Hoy, a las ocho de la noche en  el Bar Zela (Plaza San Martín - Centro de Lima), se presentará Poseía (2005-2010), cuarto poemario del escritior Víctor Coral, director del popular blog Luz de Limbo. José Pancorvo y Gino Roldán comentarán la publicación, que ha estado a cargo de Paracaídas editores. A continuación les presentamos un texto del libro.


&

"regreso a la casa de infancia. el único muro que queda en pie tiene una mancha de humedad negruzca, micótica. a veces la mancha parece más grande que el mismo muro. durará algo más ese muro, pero la mancha seguirá avanzando, hasta cubrirlo todo.

¿debo decir algo más sobre nuestro tiempo?, ¿debo hacer otra pregunta aquí?"


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Más allá del amor, está el amor



No sé si aquella frase: detrás de cada hombre hay una gran mujer es válida aún, o si lo seguirá siendo en estos tiempos que corren cada día más a prisa. Pero, de lo que sí estoy totalmente seguro, es que seguirá siendo vigente la posibilidad de la pareja como auténtica síntesis creativa.

Después de haber soltado, como muchos, algunas breves lágrimas, cuando Mario Vargas Llosa, en su discurso del Premio Nobel hizo un conmovedor homenaje a su esposa Patricia, me vinieron a la memoria algunas imágenes vividas gracias a la literatura y a sus inabarcables y complejos territorios.

Vi al poeta Alfred Tennyson en la Isla de Wight, Inglaterra, iluminado y pleno por la presencia de su esposa Emily Sellwood; recuerdé al escritor argentino Ernesto Sabato junto a su esposa Matilde Kusminsky Richter, quien lo acompañó por pantanos y praderas, ciudades y paramos, siempre con la dignidad de la maravilla, del continuo descubrir de la esencia humana.

Sábato dice que cuando su madre ya había perdido la lucidez y estaba al borde de la muerte, sólo recobró por un momento la alegría en su mirada para ofrecerle una sonrisa pletórica a la entrañable Matilde. Entonces, el escritor supo que hay cosas que prevalecen más allá de este mundo, pero sobre todo más allá de la razón; Sábato descubrió el milagro, encontró al amor. Dicen los kabalistas que muchas mujeres vienen a este mundo, no para corregir conductas pasadas sino para apoyar a los hombres en su oscuro camino de redención. Creo en eso, como creo en Mario Vargas Llosa y Patricia, ganadores ambos del Premio Nobel de Literatura 2010.

martes, 9 de noviembre de 2010

Marita Troiano comenta la primera novela policiaca de Isaac Goldemberg



Por Marita Troiano

La novela policial es un género narrativo cuyos antecedentes los encontramos, yendo muy atrás en el tiempo, en los cuentos hebreos tradicionales que relataban la sagacidad del profeta Daniel para descubrir enigmas, y también  en la tragedia griega Edipo Rey, de Sófocles.  

Un poco más cerca a nuestros días, estos antecedentes se hallan en la novela gótica  (también llamada de horror) del siglo XVII, cuyos títulos más emblemáticos son  El Monje de Mathew  Lewis y Frankestein de Mary Shelley


En España, a comienzos del siglo XVIII también se acreditan como parientes cercanos de la novela policial, a unos escritos llamados Romances de guapos, cuyo autor era Francisco Esteban de Castro, y estaban referidos a historias de salteadores, malhechores y contrabandistas. Estas obras gozaron de singular éxito pero causaron tal inquietud entre los ilustrados de aquel tiempo, que éstos no disimularon sus ansias por prohibirlos.

Pero realmente, la novela policial como tal, la funda Edgar Allan Poe en el año 1841 con la publicación de Los crímenes de la calle Morgue, un relato donde aparece por vez  primera un detective de ficción: Augusto Dupin, y que fuera  la  inspiración para futuras obras de Arthur Conan Doyle,  padre del legendario detective Sherlock Holmes.
Luego vendrían las novelas de Chesterton, de Simenon, de Agatha Christie entre muchos destacados cultores de la novela policíaca , quienes lograron imponerla como un género nuevo  merecedor del respeto de la crítica.

Y señalo esto último, porque en sus inicios el género policial no fue bien recibido en los ambientes académicos que lo catalogaron como un género menor o como sub literatura, puesto que, argumentaban los eruditos, el crimen -leit motiv de las novelas policiales-, eran un asunto antiestético en el que no había un trasfondo moral ni  artístico. Antojadizo criterio que fue perdiendo vigencia con los años, debido a la incuestionable calidad literaria de obras escritas en este género por grandes figuras de la literatura que recibían a diario el espaldarazo de una incontable legión de inteligentes lectores y lectoras en el mundo entero.

En este punto debo destacar como cultores de este género en Latinoamérica a Jorge
Luis Borges y Adolfo Bioy Casares  quienes bajo el seudónimo de H Bustos Domecq, publicaron varias colecciones de relatos, a Roberto Bolaño, a Mempo Giardinelli –que llevó las acciones de la novela policial, tradicionalmente asociada a espacios urbanos, a las zonas rurales argentinas, a Roberto Saviano y a Ricardo Piglia entre muchos de los creadores que han fundado una larga tradición de la novela policial latinoamericana .

Una tradición que se enriquece esta noche con el nacimiento de la primera novela policíaca escrita por nuestro compatriota Isaac Goldemberg,  y que lleva el sugerente título de Acuérdate del Escorpión. 

Una historia fascinante, intensa, vertiginosa, cuya lectura nos guía hacia espacios inéditos y nos entera de presagios e insólitos sucesos que ocurren durante seis días en  el centro de una Lima de los años setenta.

Escenario propicio para crear un suspense atenazador, un relato que sin concesiones nos entera de dos estremecedores acontecimientos – los ejes de una  trama  contundente-, : el crimen de un ciudadano japonés crucificado sobre una de las mesas de un billar, y la extraña muerte de un anciano judío que aparece ahorcado en una vieja pensión.  Surge entonces la figura del detective  Simon Weiss acompañado del teniente Katón Kanashiro, dos policías de investigaciones que deben buscar claves que les permita resolver los fatales acontecimientos y que se vinculan con otros personajes alentando la narración desde diversas perspectivas.

Gracias al acertado retrato psicológico así como a la correcta caracterización de los personajes en sus respectivas alternancias al interior de un mundo de vaciedad, y  a la descripción casi cinematográfica de los acontecimientos que definen ésta novela,  con sano escepticismo Goldemberg nos acerca a la verdadera dimensión ética y moral de los protagonistas, permitiéndonos  ingresar a  sus mundos paralelos  creados  con sus propias reglas y códigos de comportamiento, a sus contradicciones, un mundo que funde la  venganza y el  perdón, donde se confunde el amor y el  odio, y donde los instintos empujan inevitablemente a los protagonistas a insospechados destinos.

Este notable realismo al describir puntillosamente los aspectos sociales del crimen, la implícita denuncia de la corrupción en el poder y el  tácito cuestionamiento a esa difusa división entre el bien y el mal en el pensar y el accionar de los protagonistas , es lo que otorga una mayor brillantez a esta novela , cuyo autor ha sabido condensar lo filosófico cotidiano expuesto en las primeras novelas policiales del siglo XIX, y los mejores elementos de la escuela de la novela policíaca norteamericana del siglo XX, la llamada novela negra porque originalmente fue publicada en la revista Black mask, y también, claro está, por el ambiente de oscuridad que en sus páginas recrea.

La misma oscuridad que ilumina la sordidez del paisaje urbano de una parte de Lima,
tal vez desconocida para muchos, en donde al abrir puertas se  escapan ominosos secretos, enigmas e incertidumbres, mientras en las esquinas  – secundados  por los valses de Pinglo y desgarrados boleros cantineros-, esto personajes se enfrentan a sus equívocos, a sus obsesiones , a su propia fragilidad y a sus errores.

Acuérdate del escorpión ha sido escrita con agudeza y pleno conocimiento de nuestra realidad, no exento de un toque de ácido humor y echando mano  a sutiles recursos de seducción, pero además,  con una impecable  realización escénica,  que sin intervalos,  nos transmite la asfixiante atmósfera y las sensaciones de impotencia e inseguridad de sus protagonistas.

Sin embargo lo sórdido y oscuro del tema , Isaac Goldemberg no ha postergado el amor, que surge, se eleva y marca las diversas instancias de la narración con ternuras sonrojadas y con ese vaho a melodrama clandestino, derivados del desencanto de los amantes al saber que sus sentimientos están sujetos a las siempre irónicas paradojas del destino. 

Para escribir una novela policial se requiere de una serie de habilidades especiales que permitan combinar la acción, el drama y el necesario suspense sustentando la trama, habilidades que Isaac Goldemberg pone de manifiesto desplegando una diligente imaginería, el razonamiento preciso y la sensibilidad necesaria que definen éste libro desde las primeras páginas hasta aquellas donde escribe el destino final de los protagonistas , cerrando el relato al resolver incógnitas, desatando el nudo de una trama que nos mantuvo cautivos y en permanente expectativa. Y al definir este momento culminante, cuando se nos revela el final imprevisible e inesperado, se consolida el aspecto más complejo que todo autor de novelas policiales enfrenta,  y que valgan verdades, Isaac Goldemberg cumple con indiscutible acierto. 

Río Luna: nueva poesía escrita por mujeres


La presentación de la muestra de poesía escrita por mujeres Río Luna, tendrá lugar este sábado 13 de noviembre, a las seis de la tarde, en la Casa de la Literatura Peruana (Jr.Ancash 207, ex Estación de los Desamparados).

Contará con la participación de las poetas Karina Valcárcel, Sinthia Calle, Sandra Enciso, Erika Nolasco, Laura Rosales, Ana Vera, Thalía Tumes, Karla Ferré, Vanessa Polo, Carla Astoquilca, Estefany Yaringaño, Erika Meier y Francoise Cavalié. Como invitada especial estará la poeta Nora Alarcón. Todos están invitados. El ingreso es libre.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Resultados de la Antología Consultada de la Poesía Peruana 1968-2008


A propósito de la consulta realizada el año pasado para la elaboración de una antología de los poetas aparecidos de 1968 en adelante, se llevarán a cabo los lunes 8 y 15 de noviembre dos conversatorios para difundir y comentar los resultados.

A pedido de los responsables de este trabajo: Luis Fernando Chueca, José Güich Rodríguez, Carlos López Degregori y Alejandro Susti contestaron 123 personas entre poetas, críticos y conocedores de la tradición poética peruana, tanto nacionales como extranjeros. Con estos resultados se está elaborando una antología que será publicada más adelante por la Universidad de Lima y que incluirá alrededor de cuarenta poetas.


AGENDA


Lunes 8 de noviembre

Presentación del proyecto de la antología consultada.

Lectura de poesía a cargo de Carmen Ollé y Victoria Guerrero.



Lunes 15 de noviembre

Conversatorio acerca de la poesía peruana del periodo.

Lectura de poesía a cargo de Abelardo Sánchez León y Enrique Verástegui.


LUGAR

Auditorio del Centro Cultural Peruano Británico (jirón Bellavista 531, Miraflores). Hora: 7:30 pm.



lunes, 25 de octubre de 2010

"Acuérdate del Escorpión", la nueva novela de Isaac Goldemberg se presenta en la Feria Ricardo Palma



Mañana, a las siete de la noche, en el marco de la 31ª Feria del Libro Ricardo Palma (Parque Kennedy - Miraflores, Lima), el poeta y escritor Isaac Goldemberg Bay presenta su nueva novela Acuérdate del escorpión, publicada por el Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Los comentarios estarán a cargo de Jorge Bruce y Marita Troiano.

Para la escritora mexicana Margo Glantz, Premio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz, Acuérdate del escorpión es “una novela negra delirante, paródica y eficaz, que reúne todos los estereotipos del género y rinde homenaje a sus antecesores, tanto en la literatura como en el cine”, señala la nota de prensa.

“En un muy breve espacio y a gran velocidad —continúa Glantz— y gracias a su memorable y cocainómano protagonista —como Robert de Niro en la película de Sergio Leone—, aprendemos que el amor es dulce y desgraciado como en los boleros y valses sentimentales. Y que los sueños son en realidad profecías porque desde la primera línea de la novela se nos advierte que ‘los hechos venideros habían comenzado a proyectar su sombra’”.

Agrega que en palabras del escritor argentino Mempo Giardinelli, Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, “esta nueva novela de Isaac Goldemberg marca el regreso de un gran novelista latinoamericano. Ahora, en la trama jugosa y fascinante de Acuérdate del escorpión vuelven a brillar la imaginación y la prosa firme de este gran escritor peruano”.

Por su parte, el escritor peruano Alejandro Sánchez Aizcorbe afirma que “en la novela de Goldemberg se entreteje una realidad virtual cinemática que nos atrapa de principio a fin”.

Oscilando entre lo melodramático y lo policial, la novela narra la investigación —por parte del capitán Simón Weiss y el teniente Katón Kanashiro —de dos crímenes misteriosos sucedidos en el Perú de 1970, dos días después del terremoto ocurrido en junio de ese año y en pleno Mundial de fútbol. El primer crimen, el de un japonés, cometido en un billar. El segundo, el de un anciano judío, en una pensión.


sábado, 23 de octubre de 2010

Diana Bellessi: “Los críticos todavía no saben qué hacer con la poesía”





Antes de ganar el prestigioso Premio Ciudad de Melilla en España, con el libro Variaciones de la luz, la poeta argentina Diana Bellessi ofreció una entrevista en el marco de la feria de Frankfurt. Les recomiendo leer el texto de Franco Torchia y apreciar el video difundido por la revista Ñ.


Diana Bellessi y los fragmentos de un jardín. Es inescindible una cosa de la otra cuando la experiencia es la de ir a su encuentro. Frankfurt, causa y objeto del Especial Multimedia de Ñ, va quedando atrás. En esa manzana de Palermo, la botánica convive, estratégicamente, con la justa percusión de un músico. La poesía es, definitivamente, una decisión del tiempo y del espacio. Una negociación justa entre dos factores que, mínimamente expresados, multiplican. Por algo ocurre. Por algo es.
La tarde impone, entre otros, un tema cada vez más insoslayable: la crítica literaria y su relación, histórica, difícil, con la poesía. “El aparato crítico argentino se crió en una universidad vaciada por la dictadura. Así  se lo privó del género” comenzará diciendo Bellessi. “La poesía, al no editarse en editoriales con alguna distribución asegurada, tampoco fue tomada por la academia como objeto de estudio. No fue enseñada, no fue leída y 40 años después no saben qué hacer con la poesía”. La pregunta venía a cuenta de la edición de “Aquí, América Latina” (Eterna Cadencia, 2010) de la investigadora Josefina Ludmer, seguramente la única (¿y última?) esperanza crítica en un panorama de lecturas que depende, todavía, de los aplastantes manuales de Benjamin (“Iluminaciones II. Poesía y capitalismo”) y Julia Kristeva (“La Revolution du Langage Poétique”).
“La poesía es un género tan sencillo como la narrativa, pero usa algunos procedimientos que requieren una observancia de cosas para poder tocarlas, sentirlas. Es como si te hubieras criado dentro del realismo: ves algo contemporáneo, del siglo XX, y no sabés qué es eso". Por eso, entre realistas y contemporáneos, Diana Bellessi advierte que “Todo es fruto y producto del mismo asunto”, y  asegura “Yo no creo en la maravillosa independencia marginal de la poesía, que se sacan 200 ejemplares que se reparten entre tus cuatro amigos; que a su vez son lo que leen y dicen ´Esto me gusta´, ´Esto no me gusta´”. El tema, es evidente, enciende su interés. Y el discurso, de tan lírico, se vuelve directo: “Eso lleva a un lugar de encierro, muy antidemocrático. Y de pobreza para la propia poesía. Yo creo que una circulación del género, un encuentro con el lector y un retorno a la lectura crítica del género son la condición sine qua non para la salud de la poesía”. 


“El matadero” de Esteban Echeverría; la “gran” excursión de Mansilla tras los platos de arroz con leche de su tío Rosas; la obra siempre olvidada de Libertad  Demitrópulos, la narrativa de Griselda Gambaro y Liliana Bodoc, y en el centro, Antonio Di Benedetto han sido las lecturas que, desde una extrema narratividad, le enseñaron a Belessi a hacer poesía: “Me han enseñado lo que le enseñan a cualquiera: qué es esto del mundo y cómo vemos el mundo.”
Luego, sí, un mapa estrictamente poético se configura con “los poetas que he leído a los 16 y que vuelvo a leer ahora con la misma emoción, como Francisco Madariaga; Juan Gelman, que fue muy importante en un momento de mi vida; (Alberto) Girri. Son poetas muy diferentes, con facturas y propósitos muy diferentes. Por supuesto que Olga Orozco; también Amelia Biagioni; Susana Thénon; y después mis contemporáneos: (Arturo) Carrera, (Néstor) Perlongher; Mirta Rosenberg y Noemí Bernardello.
Un listado de rigor que, ya en plena fuga del sol de septiembre, arroja un puñado de sentencias casi antológicas, en las que la posibilidad de otro manual (uno nuevo, ahora sí) de poesía contemporánea, se vuelve viable: “La poesía hace una cosa rara con el tiempo: porque la narrativa establece la duración del tiempo. El otro día me enteré que el colibrí es la única avecilla que puede volar hacia atrás. Y la poesía hace algo parecido: va hacia atrás y hacia adelante; y te lo da todo en la simultaneidad de un pequeño cuerpo. A mí me gustaría que lo que escribo sea de una simpleza total. Que, como las coplas, vaya directo a la cabeza y al corazón”.
He construido un jardín...
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos
dejarse ir para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.

Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.

Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.



Murió Alí Chumacero, un grande de la poesía mexicana



Ha muerto a los 92 años Alí Chumacero uno de los más grandes poetas mexicanos. Les dejo aquí un artículo publicado hoy en el diario El Clarín, así como un par de textos donde nos revela nítida su alma y un video donde el tono de su voz nos alcanza.




Fue autor, editor y crítico. Se desempeñó durante medio siglo en el Fondo de Cultura Económica, sello clave de la literatura latinoamericana. Allí corrigió "Pedro Páramo", de Juan Rulfo, entre cientos de obras.


El poeta, editor y crítico literario mexicano Alí Chumacero murió anoche a los 92 años, según confirmó oficialmente el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de ese país.


Hombres de letras en toda su dimensión, Chumacero escribió apenas tres libros, "Páramo de sueños" (1944), "Imágenes desterradas" (1948) y "Palabras en reposo" (1956), que fueron suficientes para convertirlo en uno de los poetas más importantes de México.


"He escrito poco. No me arrepiento, es mejor dejar una línea perdurable que un grupo de libros que se tire al cesto de la basura", confesó en una ocasión. Había nacido el 9 de julio de 1918 en la localidad de Acaponeta, del estado de Nayarit, en el oeste de México.


Durante más de medio siglo fue corrector y editor del Fondo de Cultura Económica (FCE), un sello clave de la literatura latinoamericana. Allí corrigió "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, entre cientos de obras. Por sus manos pasaron textos de los principales autores mexicanos, como el Premio Nobel de Literatura de 1990 Octavio Paz o Carlos Fuentes.


Como crítico literario escribió en suplementos y revistas como "Tierra Nueva", de la cual fue coeditor. El libro "Los momentos críticos" recoge esta faceta de su trayectoria literaria.


En 2008, al cumplir 90 años, había sido homenajeado en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana. "Nuestro oficio consiste en hacer creíble lo increíble, en hacer inverosímil lo creíble, y entre los escritores que ya empezamos a pintarnos las canas lo adecuado es contribuir con el ejemplo, y cuando sea oportuno con la enseñanza, para que aquellos que inician el camino de las letras venzan con pericia los escollos", dijo entonces.



Espejo de zozobra


Me miro frente a mí, rendido,
escuchando latir mi propia sangre,
con la atención desnuda
del que espera encontrarse en un espejo
o en el fondo del agua
cuando, tendiendo el cuerpo, ve acercarse
su sombra, lenta e inclinada,
a la suprema conjunción
de dos pulsos perdidos en sí mismos,
como doble sueño o palabra
inserta en eco hasta llegar
a la primera orilla del silencio.
En espejo de sueños estoy junto a mí mismo
y mi imagen se asoma alargando los brazos,
buscando asir lo inasidero,
lo que dentro de mí resuena
como sombra apresada en las tinieblas
que quisiera hallar una luz
para poder nacer.
Estoy junto a la sombra que proyecta mi sombra,
dentro de mí, sitiado,
intacto, descansando leve
sobre mi propia forma: mi agonía,
y en vano quiero ya cerrar los ojos,
dejar los brazos a su propio peso
o que el agua del silencio lave mi cuerpo,
pues ya mi sueño frente a mí me nombra,
ya destroza el espejo en que se guarda
y reclina su voz sobre la mía:
ya estoy frente a la muerte.




Responso del peregrino

I

Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.

Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia;
en tu solar olvida el corazón
su falso testimonio, la serpiente de luz
y aciago fallecer, relámpago vencido
en la límpida zona de laúdes
que a mi maldad desplega tu ternura.

Elegida entre todas las mujeres,
al ángelus te anuncias pastora de esplendores
y la alondra de Heráclito se agosta
cuando a tu piel acerca su denuedo.

Oh, cítara del alma, armónica al pesar,
al luto hermana: aíslas en tu efigie
el vértigo camino de Damasco
y sobre el aire dejas la orla del perdón,
como si ungida de piedad sintieras
el aura de mi paso desolado.

María te designo, paloma que insinúa
páramos amorosos y esperanzas,
reina de erguidas arpas y de soberbios nardos;
te miro y el silencio atónito presiente
pudor y languidez, la corona de mirto
llevada a la ribera donde mis pies reposan,
donde te nombro y en la voz flameas
como viento imprevisto que incendiara
la melodía de tu nombre y fuese,
sílaba a sílaba, erigiendo en olas
el muro de mi salvación.
Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tomas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa,
cuando, juntas las manos sobre el pecho,
limpia de infamia y destrucción
de ti ascendía al mundo la imagen del laurel.

Petrificada estrella, temerosa
frente a la virgen tempestad.

II

Aunque a cuchillo caigan nuestros hijos
e impávida del rostro airado baje a ellos
la furia del escarnio; aunque la ira
en signo de expiación señale el fiel de la balanza
y encima de su voz suspenda
el filo de la espada incandescente,
prolonga de tu barro mi linaje
-contrita descendencia secuestrada
en la fúnebre Pathmos, isla mía-
mientras mi lengua en su aflicción te nombra
la primogénita del alma.

Ofensa y bienestar serán la compañía
de nuestro persistir sentados a la mesa,
plática y plática en los labios niños.
Mas un día el murmullo cederá
al arcángel que todo inmoviliza;
un hálito de sueño llenará las alcobas
y cerca del café la espumeante sábana
dirá con su oleaje: "Aquí reposa
en paz quien bien moría".

(Bajo la inerme noche, nada
dominará el turbio fragor
de las beatas, como acordes:
"Ruega por él, ruega por él...")

En ti mis ojos dejarán su mundo,
a tu llorar confiados:
llamas, ceniza, música y un mar embravecido
al fin recobrarán su aureola,
y con tu mano arrojarás la tierra,
polvo eres triunfal sobre el despojo ciego,
júbilo ni penumbra, mudo frente al amor.
 
Óleo en los labios llevarás mi angustia
como a Edipo su báculo filial lo conducía
por la invencible noche;
hermosa cruzarás mi derrotado himno
y no podré invocarte, no podré
ni contemplar el duelo de tu rostro,
purísima y transida, arca, paloma, lápida y laurel.
Regresarás a casa, y si alguien te pregunta,
nada responderás: sólo tus ojos
reflejarán la tempestad.

III

Ruega por mí y mi impía estirpe, ruega
a la hora solemne de la hora
el día de estupor en Josafat,
cuando el juicio de Dios levante su dominio
sobre el gélido valle y lo ilumine
de soledad y mármoles aullantes.

Tiempo de recordar las noches y los días,
la distensión del alma: todo petrificado
en su orfandad, cordero fidelísimo
e inmóvil en su cima, transcurriendo
por un inerte imperio de sollozos,
lejos de vanidad de vanidades:

Acaso entonces alce la nostalgia
horror y olvidos, porque acaso
el reino de la dicha sólo sea
tocar, oír, oler, gustar y ver
el despeño de la esperanza.

Sola comprenderás mi fe desvanecida,
el pavor de mirar siempre el vacío
y gemirás amarga cuando sientas que eres
cristiana sepultura de mi desolación.

Fiesta de Pascua, en el desierto inmenso
añorarás la tempestad.





viernes, 15 de octubre de 2010

Friedrich Nietzsche: El bien de estar mal





Un 15 de octubre de 1844 nació Friedrich Nietzsche, a manera de homenaje me permito rescatar el siguiente texto.



El bien de estar mal

En 1879, Fiedrich Nietzsche comienza a despedirse del mundo. La enfermedad lo aqueja hasta el punto de no permitirle ver claramente una hoja de papel, tiene que escribir lo más cerca posible, rozando casi con sus ojos las palabras manuscritas. El cuerpo parece abandonarlo, el tiempo amenaza detenerse para él. “Estoy llegando a los treinta y cinco años ‘la mitad de la vida’. A esa edad perfiló Dante sus visiones, según recuerda el primer verso de su poema. Yo me encuentro ahora a la mitad de la vida, pero tan ‘rodeado por la muerte’ que ésta puede poner su mano sobre mí en cualquier momento”, le escribe a un amigo.

En esta situación, el filósofo sólo tiene dos opciones: someterse a los dominios de la sífilis o sobreponerse a la enfermedad. Pero al mismo tiempo la enfermedad parece remontar toda posibilidad de decisión, el hombre parece no tener fuerzas para enfrentar la incertidumbre de morir pronto. Sin embargo, una especie de sol nacido del centro mismo de sus dolencias comienza a irradiar y la creación se instala con grandes fuerzas, justo en el momento en que Nietzsche está dejando de tenerlas. Entonces, la supuesta despedida del mundo comienza a materializarse en un viaje imaginario a través de las palabras. Nietzsche decide caminar, incluso, más allá de su cuerpo. Decide amar su dolor.

De esta forma nacería lo que el autor nombra exactamente como lo que en verdad era, “El caminante y su sombra”; sombra que es luz que irradia de su centro, centro que es la sombra que ilumina su andar y cobija su cuerpo. Y que le permitió vivir muchos años más, permitiéndole escribir su obra cumbre, “Así hablaba Zaratustra”.

“Lea usted, mi querido amigo, este manuscrito con detenimiento, y pregúntese siempre si en él se encuentran rastros de sufrimiento y de depresión. Yo no lo creo, y esta fe es ya un síntoma de que en estas ideas tienen que albergarse energías, no desmayos ni desalientos (...)”, le dice nuevamente Niezsche a su amigo Peter Gast a quien le ha enviado adelantos de “El caminante...”

El filósofo ha elegido hablar sin dolor en el momento en que todo se opone a ello. Ha decidido hablar de la esperanza, de cambio, del mundo, con ojos de viajero. Y, no obstante, lo hace como su cuerpo se lo permite, con brevedad y contundencia, como si cada párrafo fuese un disparo certero: “Hay individuos nefastos que, en vez de resolver un problema, los oscurecen a todos los que se ocupan de él, haciéndolo más difícil de resolver. Quien no sepa dar en el blanco, que se abstenga de tirar”. Nietzsche se intala nuevamente en el aforismo, ratificando que este es el mejor instrumento verbal que tiene para desarrollar su filosofía. Y es que el filósofo es incapaz de eleboraciones sistemáticas y vastas. Su oído atento y preciso, sólo le permite captar lo esencial y llevarlo al papel con la misma esencialidad.

Lo que Nietzsche hizo es un acto sobrenatural, que es la condición propia del ser humano, es decir, ubicarse por encima de la naturaleza para re-crearla, no para observarla simplemente en su acontecer sino para ser su acontecimiento. Y esto es ubicarse a años luz de la resignación inocente y sin salidas del hombre de las cavernas, para quien la enfermedad no tenía cabida en su mundo. Si aquel ser primitivo padecía de una enfermedad, al sentirse indefenso, se refugiaba en el fondo de una cueva y, por eso, es que en lo profundo de las cuevas se han hallado la mayor parte de los vestigios humanos.

El ser primitivo estaba solo, sin él. Nietzsche, en cambio, encontró la manera de estar consigo y acompañarse. Y por eso su sombra. “Quien lleva al papel lo que sufre es un autor triste; pero se convierte en un autor serio cuando nos dice que ha sufrido y por qué en el presente le consuela la alegría”, escribió porque aprendió a sentirse bien en el abismo de su mal.

(De "Contra Señas")