miércoles, 9 de diciembre de 2009

De Libro de Exilio de Miguel Ildefonso


Primer Premio Nacional PUPC de Poesía 2009

Recientemente, se anunciaron los resultados del Premio Nacional PUCP 2009. En la categoría Poesía el Primer Premio fue otorgado a Miguel Ildefonso (Lima-Perú, 1970), quien de esta forma suma un reconocimiento más a su destacada labor como poeta y narrador. Ildefonso ha ganado el primer premio de Poesía en Los Juegos Florales de la Universidad Católica (1995), el primer premio en lo Juegos Florales Poesía El Paso-Texas University (2001), el Primer Premio “Copé de Oro” Poesía (2002) y el Concurso de Cuento Alfredo Bryce Echenique (2003).

Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas. Ha publicado los libros de poesía: Vestigios, Canciones de un bar en la frontera, Las ciudades fantasmas, m.d.i.h., eautontimoroumenos y Los Desmoronamientos sinfónicos, entre otros. En el 2005 publicó el libro de relatos El Paso, con el que ganó el Premio Nacional de Cuento de la Asociación Peruano-Japonés (2005). También ha publicado las novelas: Hotel Lima, y El Ultimo Viaje de Camilo.

Gracias al también poeta y blogger César Pineda Quilca -quien nos proporcionó el correo de Miguel a quien no veíamos desde la época de la Revista Cultural de El Peruano- , Ildefonso nos cuenta que un día antes de viajar fuera del Perú, se enteró de los resultados del Premio Nacional PUCP 2009. Actualmente se encuentra en el exilio, donde escribirá una nueva etapa de su vida y también un nuevo libro con la intensidad, el vuelo reflexivo y la pasión que sostienen su literatura y sobre todo su poesía.

Desde el extranjero, Ildefonso envió su discurso de agradecimiento para que fuera leido con ocasión de la ceremonia de premiación el 10 de diciembre.


POEMAS INÉDITOS DEL LIBRO GANADOR DEL PREMIO PUCP




preludio en Moro

desesperados buscamos un refugio para escapar de la nada - y solo para decir que existimos hacemos el amor: tú con la soledad yo con la soledad - después enciendo un cigarrillo y tú te quedas dormida como un verdadero cadáver - no sé si dejarte - marcharme por el bosque y reír como loco - o por el contrario quedarme a convivir contigo para siempre - lo uno o lo otro te daría igual


encierro de la rosa: Adán

llevé a mi alma al manicomio y lo amarraron - había uno que anhelaba las rosas del jardín - otro que anhelaba el jardín y no las rosas - en el pabellón de Apolo junto al caballito de la libertad en la sombra de un árbol unos gatos negros pasaban - una libélula también pasó pero menos el sol menos la luna por mi alma pegada en el piso - una niña saltaba una liga su sombra movía los árboles - yo miraba la vereda rajada - ella no se sentía observada - yo cerraba los ojos y los abría sólo para saber que ella aun estaba allí


Kierkegaard

el oído del augur - la caída de las hojas - todo impulso del cuerpo encuentra su espejo - negligencias caminos suaves en proporción al barro moteado - las ratas solemnicen el deliquio - la hora conjurable de las palabras - el dardo forjado en la distancia - un triste sueño se ha fatigado a través de un oscuro río en estas paredes mohosas - aquí persiste el deseo - opúsculos de rosas en cada gesto - mi sueño encontró su realidad - no beldades de viñeta (abandono a Gavarni mas no bellezas de hospital) - la flor: rojo ideal
miseria del amor - miseria de los amantes solitarios - se abaten sobre los terrores manifiestos - nunca le mostrará su seno magullado - su garganta hondísima dejando huellas atrás- ¿pero qué pensamiento ha cambiado la ruta del sol?


Nietzsche

Nietzsche saltó el muro del manicomio - miró a todos lados cuando cayó en cuclillas y luego corrió hacia la calle por la oscuridad y se fue bajo la luna hacia el centro de la ciudad - llegó a una esquina luego esperó mirando el cielo de pies a cabeza - esas naves de acero como góndolas lo cautivaron - en principio estaba muy sereno pero más tarde cuando sus ojos entraron en lo profundo hasta que no veían nada se desesperó porque se dio cuenta que ya no podía volver y porque donde está la vida está la muerte & entonces dijo: olvida las palabras, conserva lo uno


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